lunes, mayo 03, 2010
Ser Madre
Debe haber pocos vínculos tan complejos como los de una madre con sus hijas e hijos. Basados en el AMOR (las mayúsculas son a priori); tales vínculos se entretejen en una maraña multicolor, de historias, encuentros y desencuentros, anécdotas, recuerdos, vivencias.
Particularmente, recuerdo una vida de madre llena de altibajos. Idolatro a mis hijos, mi función de madre me encanta; la asumí concientemente con una felicidad indescriptible y tuve dos joyas "varones" a los que Amo más que a mi vida y que gracias a Dios, a la fuerza que Él me ha dado, he sabido sacar adelante con mis esfuerzos.
Pero no sé porqué, me incomoda la imagen endulzada que el sistema mediático y publicitario hace resaltar sobre las madres. Imágenes de embarazadas a trasluz; mujeres bellas y perfectas con sus niños disfrutando en la naturaleza; damas felices, impecables y maquilladas, sirviendo el desayuno a sus niños perfectos y calladitos…
No digo que no exista tal realidad, pero la verdad, lo que sucede en la cotidianidad, difiere grandemente de esa panorámica tan edulcorada.
Milllones de historias de mujeres sin apoyo de parejas, teniéndose que enfrentar a ser madres a una edad en la que ni siquiera sospechan lo que les espera en su adolescencia. Los partos duelen, pero las soledades corroen, los niños lloran y son caprichosos, pero la falta de colaboración desespera. Los niños se ensucian y no hay lavarropas automático ni jabón en polvo super-activo que nos alivie el malhumor. Pero seguimos adelante, tragándonos los malos momentos con un buen sorbo de la tierna mirada de nuestros hijos. Los amamos sin condiciones, y eso es lo que nos permite oxigenarnos a la luz del tiempo para olvidar los malos momentos y recordar sólo los más hermosos, que al final de cuenta son los que nos dan la fuerza para no desfallecer en el intento de seguir siempre adelante y erguidas.
Los hijos y las hijas no vienen con un folleto de instrucciones como los electrodomésticos. Aprendemos con ellos a ser madre. De repente un día, nos encontramos con un ser que depende absolutamente de nosotras PARA SIEMPRE. Quiere comer, tiene frío, cólicos, mimos, deseos, proyectos, gestos que nos molestan, amigos que nos agradan y otros que nos incomodan. Son parte de nosotras y a la vez ajenos. Son tan diferentes y tan parecidos. Tan nuestros y tan de nadie. Sufrimos sus dolores y gozamos sus alegrías, construimos los vínculos aún a sacrificio de nuestros gustos y valores; con más o menos miedos, con más o menos acuerdos, con más o menos alegrías.
No se puede generalizar casi en nada, pero creo que en esta relación humana menos que en ninguna, no todas las personas idolatran a sus madres, ni todas las madres darían la vida por sus hijos. Ese mensaje es cruelmente poético... y la vida está llena de ejemplos que así lo desmuestran, porque la trillada frase de “instinto materno” sucede afortunadamente en una gran mayoría de madres. Pero también parece que ese "chip" no funciona (lamentablemente) en otra minoría. Hay para todo.
¿Qué es ser madre? ¿Parir un hijo?¿Criarlo?¿Mimarlo?¿No ponerle límites?¿O ponerle demasiados? ¿Qué es ser Madre? Una vida dedicada a darles el mil por ciento de nuestras energías. Y al cabo del tiempo te das cuenta que ese rol te sigue exigiendo dar más de lo que humanamente puedes otorgar.
¿Quién nos ha preparado para la tremenda responsabilidad de criar, enseñar y guiar una o varias vidas humanas?
Hacemos lo que podemos, nos las ingeniamos con lo poco o lo mucho que nos enseñaron, lo que dicen que hagamos, de lo que aprendemos en la vía y de lo que nuestro instinto de protección y amor hacia ese pequeño ser nos guía.
Pero la gran realidad, es que ironicamente parecido al juego de una "ruleta rusa", no sabemos si lo estamos haciendo bien, o lo que pase con nuestras acciones, nos puedan llevar a hacerlo terriblemente mal, dejando nuestra piel en ello.
Pregunta demasiado difícil de responder. Por ello, los miles de publicidades a homenajaernos en este día especial no son suficientes, ni los millones de poemas que se crean podrán ensalsarnos.
El hombre que se hace padre, porque así lo asume, porque así lo desea, es también un punto importante en esta tarea y como tal, conozco en mi entorno a muchísimos que merecen también ser felicitados en días como éste.
Otro tema son aquellos que evaden su cuota de responsabilidad en cuanto a los hijos. Este es un punto álgido que por ahora no deseo profundizar, pero que si desearía que algun varon de este tipo me respondiera:
Cuando es la madre la que abandona la responsabilidad (emocionalmente harta o psíquicamente enferma) de que no la ayudéis en la difícil decisión de asumir el importante rol de la tenencia, crianza y educación de un hijo...
¿Qué és lo que hacéis?
Ser madre esta muy bien pero nadie nos advirtió que teníamos que preparanos para el más grande de los cambios que pueda traernos la vida. Nos cambian las perspectivas, las metas, los horarios, el cuerpo, las preocupaciones, los gustos, las amistades. Pero lo que no debemos olvidarnos jamás es que ante todo somos mujeres y que en tanto nos sintamos bien con nosotras mismas, mejor relación podremos tener con nuestros hijos e hijas. Porque cuando el tiempo pase y nuestros hijos se vayan e independicen, nosotras nos vamos a quedar a solas con nosotras mismas y cuando nos miremos al espejo vamos a ver que ahí hay algo más que una madre, ¡HAY UNA MUJER!.
Así que para no darle más largas a este tema, Amigas Mamás.... y aquellas que por elección o circunstancias aún no lo han sido, pero que de alguna forma lo han ejercido, FELIZ DÍA DE LAS GUERRERAS!
Un gran Abrazo
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