En esta excitante aventura del vivir, en el que estamos dispuestos a enfrentar cualquier terreno con tal de no perder el camino; más que correr y pasar por encima de todos para ser el primero en llegar, es mejor dar pasos cortos con pisadas firmes que van haciendo amigos, permiten prosperar en cualquier área de nuestras vidas y van dejando hermosas huellas por los senderos en los que hemos de pasar.
Como todo viaje, es necesario un equipaje, pero que éste no se convierta en carga pesada que nos impida avanzar, nos agobie de cansancio y algunas veces hasta nos den ganas de renunciar. Por ello, de vez en cuando es conveniente revisar qué cosas útiles e inútiles hemos venido cargando y acumulando, para saber qué hay que dejar, qué debemos soltar… o qué nos falta por empacar.
Las presiones, complejos, culpas, miedos, heridas, cicatrices y rencores del pasado o el presente, pueden formar parte de esas pesadas piedras que no nos dejan avanzar. Los pensamientos pesimistas, los sentimientos negativos, los obsoletos paradigmas, forman también una especie de grueso cordón que nos ata e inmoviliza, paraliza la realización de nuestros sueños y mutila nuestra fe en que podemos ser verdaderos co-creadores de nuestra realidad.
Para trascender y llegar hasta donde anhelamos, es preciso desistir de la pereza, la inconstancia y falta de perseverancia que nos acomoda en el facilismo que a final de cuentas no tiene buen final. Eso debe formar parte primordial de lo inservible que debemos dejar atrás.
Incluir en la valija elementos tan ricos como el Valor, la Fe y la Tenacidad requiere el esfuerzo de amarnos a nosotros mismos, para así llenarnos de luz y replegarlo hacia los demás. Llenemos también nuestra valija de nuevos sueños, metas y confianza total. Incluyamos en sus bolsillos interiores, alegría y paz interior para esos momentos de dificultad que nunca faltarán. En el bolsillo exterior, muchas sonrisas, que a manera de linterna, siempre iluminará la más profunda de las oscuridades. Imposible no incluir en nuestra bolsa algo esencial como el agua de las vivencias, sabidurías y enseñanzas de todos nuestros seres queridos.
Para finalizar, nunca olvidemos llevar el inventario de bendiciones que Dios a diario nos ha de regalar. Este será la más importante de las cargas, porque primeramente, no tiene peso alguno; luego, constituye La Fuente” inagotable de abastecimientos donde encontraremos todo lo que necesitamos para llenar los vacíos que encontremos dentro del alma, e importantes productos para limpiarla de soledades, baja autoestima, depresiones y angustias.
La mochila mágica de nuestro niño interior es la que nos permitirá sentir que todo árbol, por más alto y difícil que parezca, se puede escalar y alcanzar su copa.
miércoles, abril 28, 2010
Ligeros de Equipaje
Etiquetas: Reflexiones
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