Charles Sykes, conocido por su libro “Dumbing down our Kids“, escribió una serie de reglas orientadas a combatir el narcisismo de los estudiantes a punto de insertarse en el áspero mercado laboral.
Las reglas me parecieron entretenidas, y a pesar que tienen un trasfondo de buena fe, son demasiado crudas, demasiado reales, y el tono de la redacción transmite demasiada disciplina.
El problema, en realidad, no es que la disciplina sea demasiada. Nunca es demasiada. La disciplina es lo mejor que nos puede pasar, sobre todo cuando el vicio de la procrastinación acecha. El problema, decía, es que en ese momento de la vida de una persona, cuando está por ingresar al mercado laboral, también suele estar quemando los últimos cartuchos de rebeldía sin causa. Entonces, por más que los consejos que reciba una persona sean buenos, si no hay una gran dosis de empatía y de amor, todo intento de ayuda es esteril y acentúa la rebeldía insana.
En esta línea, me gusta más el tono del Manual del Trainee.
El momento previo a la inserción laboral es un momento traumático, y en el que los consejos pueden hacer grandes diferencias en la vida de las personas, pero a la vez, en el que las las mismas personas solemos estar menos dispuestas a escuchar.
Paradojas del alma humana.
De cualquier forma, a continuación están las reglas, para que ustedes las evalúen, y piensen si son reales o no, y si son “duras” o no. Yo creo que es cuestión de tono. Que el contenido está bien. Que solo faltó sazonar el texto con empatía para transformarlo en inolvidable.
Luego de las reglas, un gran video que también me gustó mucho, porque describe con claridad esa edad complicada que les comentaba. Y porque ayuda a pensar cómo comunicarse con esa generación.
Sin más, las reglas - SON ONCE-:
Regla Uno. La vida no es justa. Acostúmbrate a ello.
Regla Dos. Al mundo no le importa tu autoestima. El mundo solo espera que logres algo, independientemente de que te sientas bien o no contigo mismo.
Regla Tres. No ganarás 5.000 dólares mensuales justo después de haber salido de la universidad, y no serás vicepresidente hasta que con tu esfuerzo te hayas ganado ambos logros.
Regla Cuatro. Si piensas que tu profesor es duro, espera a tener un jefe. Ese sí que no tendrá vocación de enseñanza ni la paciencia requerida.
Regla Cinco. Dedicarse a voltear hamburguesas no te hace perder dignidad. Tus abuelos lo llamarían “Oportunidad”.
Regla Seis. Si metes la pata no es culpa de tus padres, así que no lloriquees por tus errores; aprende de ellos.
Regla Siete. Antes de que nacieras, tus padres no eran tan aburridos. Empezaron a serlo al pagar tus cuentas, limpiar tu ropa y cuidarte. Así que antes de emprender tu lucha por las selvas vírgenes contaminadas por la generación de tus padres, inicia el camino limpiando las cosas de tu propia vida, empezando por tu habitación.
Regla Ocho. En la escuela puede haberse eliminado la diferencia entre ganadores y perdedores, pero en la vida real no. En las escuelas te dan las oportunidades que necesitas para encontrar la respuesta correcta en tus exámenes y para que tus tareas sean cada vez más fáciles, incluso regalándote algún año “extra”. En la vida real cada oportunidad te pasa factura.
Regla Nueve. La vida no se divide en semestres. No tendrás vacaciones de verano largas en lugares lejanos, y muy pocos jefes se interesarán en ayudarte a que te encuentres a ti mismo. Todo esto tendrás que hacerlo en tu tiempo libre, que será muy poco.
Regla Diez. La televisión, el cine y los videojuegos no son la vida diaria. En la vida cotidiana, la gente de verdad tiene que salir del café de la película para irse a trabajar.
Regla Once. Sé amable con los “Empollones”. Existen muchas probabilidades de que termines trabajando para uno de ellos.
Fuente: http://internalcomms.com.ar/once-reglas-para-la-vida/
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