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viernes, mayo 28, 2010

Cuando No Queremos Lastimar a Nadie....

En el mágico viaje que hacemos a través de la experiencia llamada VIDA, muchos hemos experimentado con cierta frustración, entre muchas tantas, una particularmente difícil..., porque es de las que nos impide expresar nuestra identidad verdadera ...: El deseo de no "lastimar" a alguien querido.

Suprimimos nuestros sentimientos porque queremos evitar la herida emocional que sabemos que nuestras acciones pueden causar. Evitar la herida emocional que sabemos que nuestras acciones pueden causar.
Esto es particularmente aplicable a las relaciones de todas clases. Parejas, familiares, amigos, empleados, vecinos, conocidos, compañeros, etc.

Muchas personas se quedan enganchadas en los matrimonios porque desean de alguna forma proteger a su pareja y a sus niños: Quieren apartarlos del dolor de una separación madre-padre... o se angustian de que sus padres estén mal por esta razón. Pero todo esto lo que hace al final, es causar aún más dolor y angustia porque una persona que suprime sus sentimientos y deseos reales está en guerra consigo misma. Y esta "guerra interior" crea una energía que se transmite inexorablemente a su exterior.
Nuestra parte de psiquis desea fluir, mientras otra parte está tratando desesperadamente de represarle. La frustración y daño que esto crea a menudo se manifiestan en sentimientos enfermantes como cólera, apatía y resentimiento. Síntomas y expresiones que destruyen gota a gota cualquier "relación" de un modo mucho más doloroso y que a mediano o largo plazo intoxican aún más cualquier relación.

Con ser honesto desde el comienzo y decir: "cariño, me está pasando ésto, analizemos que podemos hacer"... o... "no me siento bien a tu lado y creo que es tiempo de separarnos" se podrían evitar muchos días de dolor personal y familiar. Es difícil decir y hacer cosas que sabemos que causarán daño a quienes queremos, pero al mismo tiempo, sin duda, estaremos creando una experiencia que nos liberará también de mayores dolores propios y los de nuestro entorno.

En el proceso de expresar nuestra identidad verdadera, con este tipo de actitud, podemos pensar que estamos haciendo añicos a lo que consideramos nuestro "status quo"... nuestra "zona de comodidad"; pero realmente (y disculpen el atrevimiento) considero que estamos dándole la oportunidad de recuperar y expresar nuestro poder personal como Seres únicos, independientes libres e irrepetibles.
¿Cuán a menudo oímos a las personas decir que una experiencia que fue traumática en un momento determinado, ha resultado ser la mejor cosa que alguna vez les ha pasado?

Es una época de cambios y de reevaluación de la propia identidad...
Creo, Señoras y Señores... que es el tiempo perfecto de empezar a sincerarnos con nosotros y nosotras mismas... y con los demás. Sobre la manera en que pensamos y como nos sentimos. Bajo el respeto y las normas a los que nos debemos hacia los demás, por supuesto. Como dice un dicho " Lo cortés, no quita lo valiente".

Para que todo esto ocurra de una manera armoniosa, es necesario soltar nuestra dependencia emocional de "otros".
No es nada fácil en un mundo condicionado por la visión de culpa - resentimiento - miedo - expectativa de las
relaciones, pero puede ser posible si estamos preparados para trabajar a través del dolor inicial y comprensible en el
período de transición.

Hemos aprendido que "atraemos lo que nosotros más tememos", así que si no nos liberamos del miedo de perder al otro, lo perderemos.
Sólo de este modo podemos experimentar esa pérdida... encontrar nuestras propias fortalezas y autoestima interior para quedarnos solos si es necesario... ¡pero liberamos ese miedo!.

Cuando soltemos el miedo de estar solos, no estaremos solos porque la lección habrá sido aprendida y la evolución lograda. Desatar nuestra dependencia emocional de otra persona o estilo de vida, es dejar de asumir los problemas
de otras personas. Tendemos a engancharnos mutuamente en nuestros altibajos emocionales.

Cuando un miembro de la pareja está deprimido o nervioso, el otro empieza a sentir lo mismo. Pero todo lo que eso crea
es dos personas que se sienten deprimidos en vez de una. ¿Existe algún bien allí, para uno o para el otro?
¿Cuando no se trata de la primera, ni de la quinta crisis en nuestra pareja, sino que hemos perdido la cuenta de las veces... cuál sería la solución más saludable para ámbas partes?

Dejo a sus criterios y sabias opiniones Amigos y Amigas...

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